Este animal
habita en charcas, ríos y lagos de
África oriental, solo es superado en tamaño
por el elefante. Un ejemplar adulto puede llegar a medir más de cuatro metros de longitud, un metro y medio a la altura de la cruz y unas cuatro toneladas de peso.
por el elefante. Un ejemplar adulto puede llegar a medir más de cuatro metros de longitud, un metro y medio a la altura de la cruz y unas cuatro toneladas de peso.
Con este animal
de piel gruesa sin pelo y de apariencia torpe uno se pregunta cómo unas piernas
tan cortas pueden soportar semejante cuerpo, sin embargo no hay que
subestimarlo, ya que la fuerza de esas pequeñas y gruesas extremidades ya que
en tierra el hipopótamo corre más rápido que el hombre y en el agua ha superado
a veces la velocidad de un bote de remos, incluso la de uno de motor.

No se sabe
exactamente como marcan su territorio; lo que si se sabe es que tienen la
extraña costumbre de esparcir su excremento con la cola, acción que algunas
personas interpretan como una forma de impresionar a las hembras ó de intimidar
a su rival. Al ser atacado el hipopótamo relincha como un caballo, y al pelear
brama y ruge aún cuando está debajo del agua se escuchan sus fuertes bufidos.
Estos animales
son capaces de contener la respiración bajo el agua hasta 15 minutos. Además,
gracias a que las fosas nasales, los ojos y los oídos del animal se hayan al
mismo nivel, pueden esconder el resto de su cuerpo bajo la superficie. Y es
precisamente en el medio acuático donde el hipopótamo realiza varias de sus
actividades, incluidas el cortejo y el apareamiento.
El periodo de
gestación es de unos 8 meses, la hembra pare solo una cría en aguas poco
profundas, la madre toma en serio su maternidad y demuestra sorprendente
ternura al cuidar a su cría. Ver a un pequeño hipopótamo viajar sobre el lomo
flotante de su madre es una escena digna de contemplación. Pero no se deje
engañar porque el “dócil” animal luchará con ferocidad para frustrar cualquier
intento de llevarse de sus espaldas.
Sin duda, lo más impactante de esta bestia es
la boca, con sus labios de medio metro que le sirven para pastar cerca del
agua. Pero no emplea la boca solo para comer: cuando sus mandíbulas abiertas
forman un ángulo de 150 grados, no es que esté bostezando, sino enviando una
señal amenazadora de su agresividad. Defender un territorio que se empequeñece
de continuo provoca feroces enfrentamientos y al abrir la boca deja a la vista cuáles
son sus armas de defensa: unos enormes caninos inferiores que pueden sobresalir
hasta 30 centímetros de la encía.
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